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martes, 19 de abril de 2016

La invasión de la zapatilla blanca, en cinco preguntas

La invasión de la zapatilla blanca, en cinco preguntas

Hace años este calzado tenía mala prensa en el mundo de la moda. Esta primavera el gran público se aferra a ellas. Las hay de Saint Laurent, Valentino o Stradivarius, pero la versión más canónica sigue siendo el modelo Stan Smith de Adidas


Desfile de Chanel para la temporada primavera 2014.

Solían estar relegadas al deporte, algo en realidad bastante raro para unas zapatillas deportivas, y son las que más merecen el apelativo de “tenis” que se les da en algunas zonas de España. Los iniciados de la moda llevan un par de años sin apearse de sus bambas blancas pero ahora tienen que compartirlas con el gran público, que se aferra a ellas esta primavera. Las hay de Saint Laurent —su versión de caña baja, a unos 400 euros el par, resulta casi imposible de encontrar—, de Valentino y de Stradivarius (29,95), aunque la versión más canónica sigue siendo el modelo Stan Smith de Adidas, que aun lleva en la lengüeta el retrato del tenista que ganó Wimbledon en 1972.
¿Quién?


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La diseñadora Phoebe Philo, tras un desfile de Céline en 2011. CORDON PRESS


Cómo de tantas cosas en la moda contemporánea, la culpa de todo la tiene en gran parte Phoebe Philo, la exageradamente influyente diseñadora de Céline. Ya en 2010, año de plataformas y minibotas camperas, Philo apareció al final de su desfile para la colección de la primavera/verano 2011 vestida completamente de negro y con unas Stan Smith ribeteadas en verde. Empezaba ahí la lenta reintroducción de un calzado, la zapatilla blanca, que hasta entonces tenía mala prensa y, por tanto, era perfecto para ser adoptado de manera irónica o por lo menos, autoconsciente por las élites de la moda. Kanye West, Pharell Williams y Caroline de Maigret empezaron a dejarse ver con las Stan Smith y, el año pasado, la marca reeditó el mismo modelo y lanzó una colección limitada a cargo de Raf Simons, hechas con piel de mejor calidad y con un detalle cifrado en varios cientos de euros: la perforación lateral dibuja una R, de Raf, en lugar de las tres rayas características de la marca. El diseñador ha vuelto a colaborar con Adidas esta primavera en otras versiones que, curiosamente, ya se apartan del blanco. Están disponibles en rojo, gris, verde, rosa y azul pastel. Para los adoptadores tempranos, el blanco a secas ya no es tan estimulante.
¿Cuándo y dónde?


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Pharell Williams con sus zapatillas Stan Smith. Cordon Press


Adidas reintrodujo primero el modelo Stan Smith en tiendas que marcan el camino a seguir como Colette en París, Barneys en Nueva York o Dover Street Market en Londres, antes de relanzarlas de manera masiva a principios del año pasado. Ahora están disponibles en cualquier tienda por unos 85 euros y con acabados en rojo, negro o estampado de leopardo.
¿Por qué?
Varios vientos han soplado a favor de la zapatilla blanca. Por un lado, la extensión de la cultura sneaker y lo que esta supone —fetichizar modelos y ediciones concretas, ponerse en lista de espera por un par de zapatos, etcétera— que ha dejado de estar circunscrita a un grupo de fanáticos hiperinformados y, por otro, la fiebre del normcore, la ropa engañosamente genérica (vaqueros que parecen de supermercado, pero no, sudaderas sencillas) y de la estética de los noventa. El rapero Wale acaba de publicar un tema titulado The White shoes (los zapatos blancos) que habla tanto de la obsesión por las zapatillas de lujo en los barrios deprimidos como de la figura que, hasta que intervino Phoebe Philo, más se asociaba a las humildes bambas blancas, el cómico Jerry Seinfeld. Éste las lució en la práctica totalidad de los capítulos de su serie, a menudo con tejanos lavados a la piedra de cintura alta. Seinfeld de hecho interviene en varias estrofas de la canción.
Un tercer motivo que explica no tanto su retorno pero sí su implantación masiva es que son –con permiso de la moda– prácticas, cómodas y discretas.

¿Cómo?
Aunque Adidas es quien más y mejor la ha capitalizado, la tendencia tiene tanto alcance que deja beneficios para todos, incluido su rival. Nike ha visto como se revitalizaba su modelo Air Force One en blanco sobre blanco. De Isabel Marant, que se apresuró a “homenajear” las Stan Smith con un modelo casi idéntico, a Zara, toda la cadena alimentaria de la moda ha incorporado un modelo similar a su catálogo. La pregunta ahora es cuál será la próxima Stan Smith. Las apuestas están divididas entre las noventeras Adidas Gazelle, también reeditadas, y las Nike Cortez, las que lucía Farrah Fawcett en su famoso póster de los setenta y Tom Hanks durante una buena porción de Forrest Gump.

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